martes, 17 de marzo de 2009

Volviendo al siglo XIII

Hoy (en vez de ponerme a estudiar para el examen que tengo este viernes :) he decidido aprender gallego-portugués. Que sí, que sí, que es una lengua que desapareció hace algo así como 6 siglos (mínimo); que no me va a servir para nada (al igual que el árabe); que no queda casi nadie que la hable... pero a eso me he dedicado yo esta tarde. Ni Play Station (Game Boy o derivados), ni Diario de Patricia que valga.

El gallego-portugués era una lengua que se hablaba en el oeste peninsular durante los siglos XIII y XIV. Se utilizaba en las cantigas de amigo, heredadas de la cansó provenzal, tanto en el léxico utilizado como en la presencia de determinados tópicos. En ellas la voz poética es una jóven enamorada que se lamenta de la ausencia de su amado, al que llama amigo. De breve extensión, su estrofa habitual es la estrofa monorrima, seguida de un estribillo, también monorrimo, pero que posee rima independiente y su principal recurso estilístico es el paralelismo.

Así pues (en el ratito que he tenido entre el almuerzo hasta ahora que me tengo que ir corriendo a clase de inglés) esto es lo que he aprendido de gallego-portugués y esto es lo que he creado:

I

Ai, Deus eu vin falar contigo
feixe que volva o meu amigo
se non, morrerei

Ai, Deus eu vin chorar contigo
feixe que chegue o meu amigo
se non, morrerei

II

vos, ceo que me cobre
protexe ao meu hombe
meu amigo está lonxe de min

vos, luz que me aluma
rompe a súa penumbra
meu amigo está lonxe de min

vos, son que eu penso
rompe o silencio
meu amigo está lonxe de min

lunes, 2 de marzo de 2009

Zoo-ciedad


Me encanta la palabra "sociedad", es un término que abarca al conjunto de individuos que comparten fines, conductas y culturas, y que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para formar un grupo o una comunidad.
Me encanta la palabra "sociedad", la palabra...

Por desgracia, abarca a su vez todo tipo de transgresiones, me parece que nos hemos convertido en una mala sociedad. Hemos tornado a un colectivo en el que cada uno juega a ser acróbata de una generalidad capitalista, consumista, patriarcal e inculta.

Confundimos a Bécquer con Beckham, seguimos pensando que Tirso de Molina es solamente una parada de metro; nos creemos todo lo que vemos y oímos en televisión: ¿cuántos años llevamos escuchando que el frotar se va a acabar? ¿de verdad es creible que un crédito telefónico nos va a arreglar la existencia? Y para tener una vida social actualmente es necesario saberse cuántas veces van al baño los concursantes de Gran Hermano al día.

Pero... ¿qué pasa con cada individuo que forma este maltrecho gremio al que llamamos sociedad? ¿no merecen la pena todas esas personas que en su interior siguen dejando un huequito para la bondad? ¿meritan que se las meta en el mismo saco y decir que dan asco (expresión que odio)?
¿Dónde se quedaron nuestras ganas por amar nuestro mundo? Por qué acibararnos y dejar a un lado todo lo benévolo de la vida: la familia, los amigos, un nuevo día, el milagro de despetarnos, el primero beso, bañarse de madrugada en la playa, tumbarse en la hierba mojada, cualquier primera vez...
Que cada uno se quede con la parte del cuento que más le guste, yo miraré el lado positivo y hasta que en este mundo no quede ni una sola persona buena, hasta que sobre la faz de la Tierra no se extingan las buenas intenciones y los gestos bonitos, hasta que no dejen de existir las sonrisas, que hacen a la gente perfecta; hasta entoncés yo jamás diré: sociedad, me das asco.