martes, 10 de febrero de 2009

Se marchó, preparada para lo mejor


Se fue.
Ya todo había acabado, aunque todavía quedaban motas del dolor.
Necesitó gritar en tantas ocasiones y sin embargo nunca lo hizo, fue más fáci para ella tragarse su suplicio; quizá fuese por miedo, por cobardía. Ya daba igual, todo se había terminado.
Pero sintió la necesidad de oir su respiración una vez más. Así pues, se giró, levemente sonriendo. Él seguía ahí, inmóvil, con la mirada fija aunque perdida.
Observó cada uno de sus rasgos y facciones, él había sido testigo durante 6 largos años de sus mayores alegrías, penas, triunfos, desilusiones... Juntos habían reido y llorado, él se quedaba con lo mejor y con lo peor de su vida. Suyas eran todas sus primeras experiencias: el primer beso, el primero amor, la primera amistad verdadera, el primer suspenso, la primera calada a un cigarro, la primera vez... todo lo habían compartido.
Era duro, pero a la vez un sentimiento similar a libertad nació en ella. El momento que tanto había temido y esperado llegó, de una forma fugaz.
Mientras le miraba se preguntaba si volvería a revivir todos aquellos momentos si pudiese regresar atrás en el tiempo.

-¿Me echarás de menos?- Preguntó él, aunque no emitió sonido. Les bastanban las miradas para hablar.

-No.

Durante unos segundos ambos se quedaron esperando en silencio. Pero ella no volvió a articular palabra, no sentía la necesidad de otorgarle razón o motivo.
Él, lleno de rabia, luchaba por callar una voz en su interior que le repetía una y otra vez que jamás había sido para ella.
Ella necesitaba volar, abrir sus alas, hermosas y repletas de llamativos y alegres colores que nunca se atrevió a mostrar al mundo.
Y con un sentimiento de esperanza que invadía su corazón, se marchó, preparada para lo mejor.
FOTO: mi negra negrura, recién levantada y con mononucleosis (ya que me lo han preguntado, las fotos se ven en grande clikeando sobre ellas).